Dilia Leticia Jorge: «Ese señor me arrancó un pedazo de mi alma… que sea Dios que lo perdone»
SANTO DOMINGO.- Dilia Leticia Jorge Mera, hermana del fallecido ministro de Medio Ambiente Orlando Jorge Mera, pidió en la audiencia de solicitud de medida de coerción contra Fausto Miguel Cruz que quien llevó a la muerte a su hermano sea perdonado por Dios y apeló a que la justicia será justa.
Con dolor, Dilia Jorge expresó el sábado al juez Rigoberto Sena Ferreras, del Juzgado de Atención Permanente del Distrito Nacional, que “esta es la situación más dura que le ha tocado vivir”, porque Cruz le quitó un pedazo de su alma.
“Ese señor me arrancó un pedazo de mi vida y digo tristemente, que sea Dios quien lo perdone”, exclamó.
Afirmó que Cruz traicionó la hermandad del funcionario, la amistad de su sobrino, el diputado Salvador Jorge Villegas y la de toda su familia, y reiteró e hizo mucho énfasis en “que Dios lo perdone”.
“¡Que sea Dios que lo perdone! Y yo espero, magistrado, que se aplique justicia y que caiga todo el peso de la ley”, dijo.
Aseguró que no habrá tiempo en la cárcel ni dinero que cure su dolor, pero que confía en la justicia.
“Sólo Dios y la compañía de mi familia y de mi sobrino, que es un campeón, me va a ayudar, y mis hijas, que están temerosas por mi vida porque yo soy la única Jorge Mera que queda. Espero de verdad magistrado que se aplique todo el peso de la ley”, concluyó.
Un año de prisión
Sena Ferreras dictó un año de prisión preventiva como medida de coerción contra de Cruz, quien mató de varios disparos al ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Orlando Jorge Mera, el pasado lunes.
La prisión preventiva será cumplida en la penitenciaría de Najayo – Hombres.
Asesinato
El Ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, murió en la mañana del lunes a los 55 años tras ser tiroteado en su despacho por Cruz.
El atacante, Miguel Cruz, de 56 años, acudió y sin previo registro de armas, disparó a quien conoce desde hace más de dos décadas.
Los fiscales que investigan el asesinato señalan Cruz acudió con la intención de matarlo al no haber conseguido la aprobación de unos permisos medioambientales para la exportación de unas baterías usadas.